miércoles, 19 de febrero de 2020

Testimonio


 
Pablo López, estudiante de Música 

 “Me voy porque me voy”


Estar en otra ciudad lejos de la familia es difícil para un estudiante, mucho más, en un momento de crisis nacional. Pablo López nos cuenta su testimonio.



Mi nombre es Pablo López, tengo veinte años y estoy residiendo en Quito, o bueno, parcialmente entre Quito y Ambato hace dos años y medio. Estudio la carrera de licenciatura en Música en la UDLA.

No soy mucho de ver noticias. Me enteré del paro porque la universidad había cancelado clases el primer viernes de las protestas, de hecho, no consideraba que iba a durar tanto como duró, pero pasó hasta el martes y seguía sin tener clases, entonces, vi el estado de un ex compañero, que ya se había ido a Ambato caminando mucho y dije: “Me voy porque me voy”. 

La situación en Ambato era preocupante. Había rumores y testimonios de asaltos en las casas, los barrios se organizaron y empezaron a hacer rondas en las noches. Entonces, tomando en cuenta que mi mamá y mi abuelita ahora viven solas, no podía aguantar un día más en Quito, sabiendo que las dos estaban solas allá y tomé la decisión.

Era el mediodía del jueves y no sabía cómo me iba a ir. Pude contactarme con un ex compañero del colegio y tomamos la decisión de irnos a la que nos venga. Ese día (viernes), me levanté a las cuatro de la mañana, no había podido dormir por la preocupación y a las seis me topé con mi compañero en la avenida Simón Bolívar.  Como el ecuatoriano no pierde la oportunidad de hacer su agosto en cualquier mes del año, había camionetas que estaban llevando gente hasta Tambillo, otras a Quitumbe, etc. Llegamos en una camioneta hasta Tambillo, otra nos avanzó hasta el Puente de Jambelí, otra hasta la entrada del Parque Nacional Cotopaxi y ahí encontramos la primera carretera cerrada, básicamente lo que nos tocó fue hacer trasbordos hasta la entrada de Salcedo.  

Desde Salcedo fue casi imposible encontrar un transporte para Ambato, porque las carreteras ya estaban cerradas, así que nos tocó caminar. Mi mamá me recomendó coger el “Camino Real” un camino paralelo a la carretera, que avanza por sobre el sector de Panzaleo, y caminando, caminando, ya cansados, pudimos llegar hasta Samanga donde nos recogió el papá de mi compañero. 

Llegué a mi casa a las tres de la tarde, agotado, incluso quemado, a bañarme y a dormir. Ya una vez ahí, estaba mucho más tranquilo porque estaba con mi familia. Era la primera vez que pasaba esto y estaba en otra ciudad, y sentí la desesperación de que en mi casa estaban personas pasando algún peligro, eso me llevó a hacer cosas arriesgadas, tal vez, y eso mismo me dio la energía de hacer todo hasta llegar al objetivo.

Fue una experiencia bastante grata, hasta cierto punto. Situaciones así, te llevan a tomar decisiones rápidas, porque realmente no es que tengas mucho tiempo para pensar. Dando gracias a Dios, llegamos con bien a nuestras casas, no nos pasó nada en el trayecto, me arrepentí de no haber viajado antes, y pues, qué bueno, luego la situación del país ya se compuso, y al siguiente lunes volví a clases.


Frases

“No podía aguantar un día más en Quito, sabiendo que las dos estaban solas” 

“Tomamos la decisión de irnos a la que nos venga”

Autora: Andrea Freire. 

 

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