miércoles, 19 de febrero de 2020

Testimonio: La pelea de la “minoría”

La pelea de la “minoría”


Memorias de la lucha de octubre


Era una masa de gente en las calles del Centro Histórico de Quito. Los ojos llenos de lágrimas y con un espíritu de rebeldía. 

   Muchas de las personas recuerdan a las protestas de octubre del anterior año dentro de diferentes contextos. Pero coincidiremos que aquellos que estuvimos en píe de lucha en el Centro Histórico de Quito vivimos uno de los panoramas menos esperados de nuestras vidas.
   Fue el jueves 10, un día más de lucha del pueblo ecuatoriano. Entonces preparaba mi mochila con toda la implementación necesaria para un día más de protesta. Preparado para los métodos de represión que la policía aplicaba sobre los manifestantes, tenía un gran pánico sobre qué sucedería cada día que salía, y cada día era diferente. Con mis hermanos nos trasladamos en el automóvil hasta donde avanzamos. Esquivando los cierres de vías. Dejamos el carro en el trabajo de nuestro padre. Llegamos en Ecovía hasta El Ejido, y después caminamos hasta el centro.
     Dentro de las calles del Centro Histórico de Quito, estaba esa cortina de humo, picaban los ojos, las lágrimas brotaban, quemaba la garganta, producto del gas lacrimógeno. Ya pasado el mediodía, al final de la calle Venezuela, empezaron a transitar motos y uniformados conjuntos con un trucutú. “Todos preparados”. “Ya viene el trucutú”. “Arrechos, arrechos con todo”, se escuchaba en la masa. “Pilas, atentos a todo”, les dije a mis hermanos. Empezó una terrible sucesión de bombas que llegaban e impactaban en las paredes, también en los cuerpos de varias personas. No dieron tregua.   Gritaban horrorizados, ahogándose y llorando. Un medio televisivo español que estaba metido allí se escondió en una casa. Entonces un grupo buscó las bombas y trataban de devolverlas, dos heridos de impacto se los llevaron de urgencia los médicos alumnos. Bajó hacia nosotros el trucutú. Listo para agredirnos y los motorizados para atraparnos. La multitud incluyéndome empezó a lanzar lo que teníamos, pero tuvimos que retroceder. Entonces a mi alrededor ya no estaban mis hermanos, nos separamos, corríamos muchas personas en dirección de la Basílica, escuchaba claramente las motos detrás de mí. Llegando a la Basílica todos empezaron descansar, a recuperarse, pero, por todas las calles aparecieron policías, todos, buscamos refugio. Por suerte una amiga vivía cerca de la Basílica, entonces la llame de inmediato, y me dijo que: si estaba ahí. Rápidamente y sigilosamente me fui corriendo donde ella. Una vez donde ella tenía que asegurar que mis hermanos no fueran atrapados.       Los llame y los dos estaban bien, mi un hermano llegó a el Ejido, y el otro estaba guerreando por el parque  Alameda.
      Pase la tarde y la noche en esa casa, estaba muy agotado, con dolor de todo, en especial la cabeza 

por la cantidad de gas inhalado, fue un día peculiar ni uno de los otros días salí corriendo como en 

aquella ocasión.   (Fuente: Elvis Castellanos) 

FRASES:
“Entonces vino hacia nosotros el trucutú, listo para agredirnos y los motorizados para atraparnos.”
Dato:
 “Trucutú es un carro blindado de la policía, es un auto anti motines, puede lanzar proyectiles, como bombas, también un chorro potente de agua.” 


Autor: Luis Castellanos

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