Experiencias migratorias
Ser latina en España
Miriam
Almagro fue una migrante que huyó de la crisis bancaria del Ecuador. Este es su
testimonio.
Yo migré en el año de 1999, por el
mes de mayo, a raíz de la situación económica que vivía mi país. En ese tiempo,
trabajaba en el IEOS, una empresa pública que compró mi renuncia. El dinero que
me dieron lo tenía en un banco, con eso realicé los trámites para sacar mi
pasaporte como turista, estrategia que usaban varios migrantes. Así fue como
llegué a España, en busca de una mejor calidad de vida.
El
primer año fue el más difícil. Al
inicio, yo vivía con mis primas en Majadahonda. Ellas me rentaron una
habitación que debía compartir con sus hijas.
Luego, vivía en un piso de puros migrantes latinos. En una habitación
ponían un montón de camas literas. Hacíamos fila para todo; lavar ropa, usar el
baño o cocinar, y el aseo del piso se realizaba por turnos. Yo no me
acostumbré, porque no había privacidad, y creo que la privacidad para el ser
humano, es lo más importante. A los tres meses salí de ese lugar y me fui a
buscar una habitación para mí sola. Me costaba 70 euros, un precio sumamente
elevado que solo podía pagar porque tenía dos empleos. Los dueños del
departamento eran peruanos, y siempre fueron buenos conmigo. Nunca se me
desapareció nada, a diferencia de cuando vivía con mucha gente, donde se cogían
desde comida hasta prendas íntimas.
Mi
primer trabajo fue en Pardillo limpiando una casa. Tuve que aprender, porque yo
no realizaba esas labores en mi país, ni sabía cómo hacerlas. Yo me gradué de secretaria y ocupé altos
puestos administrativos, pero allá, las mujeres latinas solo conseguían trabajo
en cuestiones de limpieza, cuidado de niños y ancianos, y los hombres, en cosas
de la tierra y construcción. Además, no se ganaba un sueldo mensual, hora
trabajada era hora ganada.
Para
llamar a nuestras familias acudíamos a los locutorios. Tanto en ese lugar como
en la agencia de envíos, las filas eran enormes. Había gente que se desgastaba
la vida trabajando y enviaba remesas de todo el dinero que ganaba. En mi caso,
como era sola, trabajaba de lunes a viernes para pagar mis gastos y enviar
alguna ayudita a mi familia, pero eso sí, los fines de semana descansaba.
En 2003, aparentemente iba a
retornar a mi país, por los problemas que se dieron en España, pero ya no me
acostumbraba. La forma de trabajo y la vida independiente que hice en allá me
gustó. Sin embargo, en 2007 tuve que venir al Ecuador de forma inesperada para
el velorio de mi mamá. Eso lo cambió todo. Después de vivir allá 8 años, volví
a mi país para siempre.
Frases
·
No
fue mi caso, pero yo veía como los españoles eran racistas con los latinos,
especialmente con los que eran morenitos.
·
La
soledad me mataba. Recuerdo que a veces, se me cruzaba por la cabeza pagarle a
alguien para que se sentara a comer conmigo.
Autora: Milena Calderón
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