Madre y pilar de la familia
María Rodríguez, la figura de una mujer del campo
Historia de una fémina de origen humilde que dedicó toda su vida y amor a su esposo, hijos y nietos.
“Abuelita María”, como es recordada por sus nietos, solía pasear en
el pequeño jardín de su gran residencia localizada en San Carlos. A pesar del
ambiente familiar en el que estaba inmersa, María vivió sola desde que su
esposo falleció por cáncer de próstata hasta el día en el que ella se sometió
a una cirugía de la que no regresó.
Hija de Estela Farinango y Abraham Rodríguez, María Nelbina nace en
Aloguincho el 26 de enero de 1932, tuvo 6 hermanos. En su pueblo conoció a
Genaro Silva, con quien se casó en 1952 y tuvo 14 hijos en total. Vivió en el
campo hasta que, en 1975, se traslada junto a toda su familia a la capital y
trabaja hombro a hombro con su esposo e hijos mayores para salir adelante.
Luis Silva recuerda a su madre como una
mujer de campo alta, delgada y con una larga cabellera. No obstante, debido
al paso del tiempo, la mujer perdió la estatura y la esbeltez de su juventud.
Los surcos de la vejez habían marcado su rostro y había cambiado su larga
cabellera por un cabello muy corto, rizado y blanqueado por las canas.
Su mirada reflejaba una profunda tristeza y resignación, sin embargo,
su semblante se iluminaba cuando alguno de sus hijos iba a visitarla, les
había entregado toda su vida debido al gran amor que les tenía. Dicho
sentimiento era recíproco, aunque ellos no lo demostraban debido al sistema
machista y jerárquico arraigado en la familia.
Sus manos callosas y ásperas, debido al trabajo del campo, siempre
estuvieron prestas para brindar caricias a sus nietos, repartir golosinas y
consolar cuando era necesario. Edison Silva, el mayor de ellos,
recuerda que su abuela se enfrentaba a sus hijos cuando reprendía a alguno de
sus nietos y salía en su defensa.
Como mujer de campo, María había dedicado su vida a su esposo,
compartían un amor muy profundo a pesar de los problemas que tenían. Al
enviudar en 1999, ella muere por dentro y solo esperaba reencontrarse con él.
Susana Ayala, una de las nueras de María, declara que una de las cosas más impactantes de su suegra era que bajo aquella aparente debilidad se encontraba una mujer que había logrado encabezar a la familia a pesar del dolor de la pérdida de su esposo, además de ello reconoce su inteligencia y sabiduría.
En el año 2000 sufre otro gran golpe, la migración de 4 de sus hijos a España debido a la situación económica del país. Este hecho solo empeoró la situación de la mujer.
Su sufrimiento duró hasta el 2006, año en el que se somete a una cirugía menor y, debido a una mala práctica médica y a sus pocos deseos de vivir, entra en coma y es trasladada a terapia intensiva en el Hospital Carlos Andrade Marín, en donde finalmente fallece.
A raíz de este hecho sus hijos se distanciaron, habían
sido incapaces de reconocer que su madre había sido el pilar que sostenía
aquella familia y debido a su ausencia todo se desplomó. Sus encuentros son
menos frecuentes y la comunicación es casi nula.
Autora: Stefanía Silva
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