El cáncer no siempre pudo contra ella
Ella en un recuerdo...
Su vida transcurrió con altos y bajos como la de cualquiera. Luchó como madre soltera, pero el cáncer de mama apareció sin permiso, ni complacencia.
Luchadora,
impulsiva, arriesgada, activa, de carácter fuerte y con ímpetu de líder, todo
eso y mucho más fue Edita Amanda Benítez Jácome. Nacida en el pueblito
querido y añorado de San Juan, un recóndito edén situado en las faldas del
coloso Chimborazo. Un 6 de marzo de 1950 nació la primogénita de la familia
Benítez Jácome, una niña de tez blanca, rubia y fresca. Creció en la familia
rodeada de mimos, cuidados, educación y amor fraternal, niña vivaz inquieta y
traviesa, risueña con sus trenzas de rizos de oro. En su juventud muy alegre, entusiasta,
amiguera, elegante siempre a la moda con su peinado bomba, sus abrigos y
ternos característicos.
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Al ser la
hermana mayor era imponente, más de una vez si no se apoyaba sus ideas decía:
“es mi opinión, si no están de acuerdo, hagan lo que gusten. Yo me voy”. Así
lo hacía, pero luego reflexionaba y cedía en las resoluciones.
Realizó sus
estudios primarios en la escuela Guayaquil de la Parroquia, compartía sus
juegos y travesuras con amigos, vecinos y primos. Para continuar sus estudios
se dirigió a la ciudad de Riobamba en el Normal Católico San Vicente de Paul
obteniendo el título de Maestra Normalista. Luego fue a la Universidad
Central Quito e ingresó al magisterio como maestra de primaria. Profesión que
fue su baluarte de éxito y sustento económico durante 45 años. En las
diferentes etapas de su vida dejó muchos recuerdos de lucha, triunfos,
alegrías, fracasos y sufrimiento.
Después de ser
rectora por más de 17 años logró su jubilación muy merecida de la cual
disfrutó con paseos nacionales e internacionales, reuniones grupales,
familiares siendo siempre dinámica, entusiasta y la organizadora infaltable de
los programas sociales.
A sus 68 años
la vida de tranquilidad vino a opacarse con signos de que algo malo pasaba en
su cuerpo. Desde ese momento Amanda decayó en su alegría, pero conservo su
valentía y lucha por la vida. Se sometió a tratamientos de quimioterapia,
haciendo desaparecer al cáncer de mama por algún tiempo. Pero volvió a
aparecer devastando de un momento a otro su salud.
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