jueves, 20 de febrero de 2020

TESTIMONIO
SOY UNA MUJER KICHWA, PERO NO SE HABLAR MI LENGUA.

Toda lengua ancestral es el puente transmisor de saberes. Si esta se pierde, la identidad estaría en juego.

     Desde que tengo memoria, no recuerdo a mis padres hablándome en mi lengua propia. Quizá porque pensaron que el Kichwa no me llevaría al mismo lugar al que el español o el inglés, lo harían o tal vez porque no querían que sufra la discriminación por la que ellos pasaron al no poder dominar muy bien el español.
     Ellos podrán tener sus motivos. Sin embargo, lo poco que se del idioma, es por escuchar a mis abuelos hablar en Kichwa con algunos miembros de la familia.
     Ahora que soy parte de un curso internacional sobre estrategias de la revitalización de la lengua, en el que estoy en convivencia con docentes del País Vasco y varios activistas kichwas, veo la triste situación que atraviesa nuestra lengua en base a los diversos estudios que se han realizado en la población Kichwa de la sierra norte.
     La verdad, es que siento una especie de culpabilidad, al saber que formo parte de esa gran cantidad de indígenas que han permitido que el nivel de Kichwa hablantes haya disminuido en gran manera. 
     En una actividad dinámica realizada, se pidió que los estudiantes se ordenaran según su edad y resultó que yo fui la menor entre los casi cincuenta participantes del curso. Luego se formaron grupos de diez personas para que analicemos el estado del Kichwa determinando los factores positivos y negativos, de acuerdo a los años de nacimiento de los integrantes de mi grupo, nos correspondía desde el año 1980 al 2000. En un consenso concluimos en que el factor negativo que ha provocado la pérdida del idioma, es la trasmisión familiar.
     Una vez culminada la actividad, pidieron que una persona pase al frente a exponer; y pasé yo, aquí experimente un estrés lingüístico, del que habló una docente del País Vasco en una de sus ponencias. Este estrés ocurrió cuando empecé a hablar en Kichwa, al hacerlo me llené de miedo a que el resto de la gente se riera de mí, porque mi Kichwa no era perfecto e inmediatamente y de forma automática mi lengua empezó a explicar en español.
     Esta situación, sin duda alguna, me llevó a reflexionar sobre el tema de que el Kichwa en cierta medida se ha visto reducido por el miedo que tienen muchos al igual que yo, al equivocarse; ya que, activistas kichwas han contribuido a la creación de nuevos términos que la mayoría de Kichwa hablantes no los conocen y no han podido integrarlos a su vocabulario.
     Además, el estar en este curso y participar en las diferentes actividades que buscan fortalecer el idioma, me han permitido hacer un compromiso conmigo y con mi familia. Siento que es mi responsabilidad enseñar el Kichwa a mis hermanas menores, puesto que mis padres no han puesto mayor interés en el tema. En estas últimas semanas, he estado hablando en Kichwa aunque no sea perfecto y tenga que mezclar entre Kichwa y español, pero creo que solo así voy a perder el miedo.
     El Estado no ha puesto mayor interés en este tipo de cosas, a pesar de que busquen fortalecer la interculturalidad. Por ello, esta lucha solo es nuestra, de los kichwas.

FRASE
“Solo nuestra lengua kichwa, que es la mayor herencia que nuestros padres nos pueden dejar, permite que nuestra cultura y tradición se mantengan intactas. Si el Kichwa se pierde, nuestra identidad también”

Autor: Melissa Túquerres

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