Soledad a vísperas del medio siglo
Carmita
cuenta sobre su situación previa a cumplir cincuenta con una retrospectiva de su vida.
Carmen se inquietó el día acordado para la entrevista . Reajustó el encuentro a la casa de su madre,
(actualmente deshabitada porque vive en el exterior). No quería
que el resto de su familia escuche sus declaraciones.
Invitó
a sentarse en polvorientos sillones blancos, que no se han utilizado
desde que su madre volvió a viajar en febrero del año pasado. Su
rostro agotado, su pelo canoso y la gama fría de sus prendas
adelantan un poco de lo que va a expresar.
Navegar
por su vida no es asunto fácil. Cualquiera con gramos de
sensibilidad, se conmueve con la historia de una persona cuya soledad
ha sido su única acompañante desde que tiene memoria. Hija única
hasta los seis, y luego recibió -casi en combo- a tres hermanas
seguidas de otro matrimonio de su madre.
Una
operación cardíaca en Brasil la debilitó la mayoría de su
infancia, pero no fue pretexto para no asumir responsabilidades
en casa desde muy joven, cuando su madre se ausentaba por problemas
psicológicos.
Sus
padres la marcaron: un alcohólico y una mujer explosiva. Después de
rehabilitarse, su padre reasumió su responsabilidad comprometiéndose
con sus nietos; su madre intentó lo mismo, pero no fue de “corazón”.
Junto a John,
su esposo, coinciden que pese a las apariencias, es una “bruja” que
perturbó la infancia de sus nietos.
Carmita,
como prefiere ser llamada, recompone su ánimo cuando habla de sus
tres hijos. Nicolás
(21),
Salvatore
(20) y Rafaella
(6). Describe sus embarazos como mágicos y está orgullosa de ellos.
La experiencia de volver a ser madre quince años después replanteó
su vitalidad y deseo de continuar. Le gustaría que su esposo lo
tomara de la misma manera, pues es indiferente y nunca se mostró
afectuoso en los embarazos.
Cuando
John
habló, solo mencionó cosas “positivas”: cómo se conocieron, su
romance joven y el cariño por sus hijos. Pero su desinterés se
exhibió en detalles pequeños, como la evasión a preguntas sobre su
relación o el gesto haberse echado mientras respondía.
Nicolás,
el mayor, admite que ella es muy importante en su vida. Agradece por
lo que ha hecho y espera poder recompensarlo. Pero admite que
discuten con frecuencia porque apela a la victimización y espera
tener siempre la razón.
Ella
se disculpa por sentimentalismos y emotividades. Admite que se
encuentra hipersensible en plena menopausia y a víspera de sus
cincuenta. Aspira superar sus conflictos y replantearse sus
objetivos. Le gusta ser ama de casa, pero admite que la rutina le
asfixia.
DATO:
Además
de dedicarse a las labores de la casa, Carmen es chef panadera, pero
no se dedica permanentemente a esto.
Por: Gianluca Monroy
No hay comentarios:
Publicar un comentario