miércoles, 19 de febrero de 2020

PERFIL: Soledad a vísperas del medio siglo.

Carmen Costales, ama de casa

Soledad a vísperas del medio siglo

Carmita cuenta sobre su situación previa a cumplir cincuenta con una retrospectiva de su vida.
Carmen se inquietó el día acordado para la entrevista . Reajustó el encuentro a la casa de su madre, (actualmente deshabitada porque vive en el exterior). No quería que el resto de su familia escuche sus declaraciones.

Invitó a sentarse en polvorientos sillones blancos, que no se han utilizado desde que su madre volvió a viajar en febrero del año pasado. Su rostro agotado, su pelo canoso y la gama fría de sus prendas adelantan un poco de lo que va a expresar.
Navegar por su vida no es asunto fácil. Cualquiera con gramos de sensibilidad, se conmueve con la historia de una persona cuya soledad ha sido su única acompañante desde que tiene memoria. Hija única hasta los seis, y luego recibió -casi en combo- a tres hermanas seguidas de otro matrimonio de su madre.
Una operación cardíaca en Brasil la debilitó la mayoría de su infancia, pero no fue pretexto para no asumir responsabilidades en casa desde muy joven, cuando su madre se ausentaba por problemas psicológicos.
Sus padres la marcaron: un alcohólico y una mujer explosiva. Después de rehabilitarse, su padre reasumió su responsabilidad comprometiéndose con sus nietos; su madre intentó lo mismo, pero no fue de “corazón”. Junto a John, su esposo, coinciden que pese a las apariencias, es una “bruja” que perturbó la infancia de sus nietos.
Carmita, como prefiere ser llamada, recompone su ánimo cuando habla de sus tres hijos. Nicolás (21), Salvatore (20) y Rafaella (6). Describe sus embarazos como mágicos y está orgullosa de ellos. La experiencia de volver a ser madre quince años después replanteó su vitalidad y deseo de continuar. Le gustaría que su esposo lo tomara de la misma manera, pues es indiferente y nunca se mostró afectuoso en los embarazos.
Cuando John habló, solo mencionó cosas “positivas”: cómo se conocieron, su romance joven y el cariño por sus hijos. Pero su desinterés se exhibió en detalles pequeños, como la evasión a preguntas sobre su relación o el gesto haberse echado mientras respondía.
Nicolás, el mayor, admite que ella es muy importante en su vida. Agradece por lo que ha hecho y espera poder recompensarlo. Pero admite que discuten con frecuencia porque apela a la victimización y espera tener siempre la razón.
Ella se disculpa por sentimentalismos y emotividades. Admite que se encuentra hipersensible en plena menopausia y a víspera de sus cincuenta. Aspira superar sus conflictos y replantearse sus objetivos. Le gusta ser ama de casa, pero admite que la rutina le asfixia.
DATO:
Además de dedicarse a las labores de la casa, Carmen es chef panadera, pero no se dedica permanentemente a esto.

Por: Gianluca Monroy

No hay comentarios:

Publicar un comentario