miércoles, 19 de febrero de 2020

PERFIL - El amor de un padre por amor a su familia

Eduardo,dueño del camino pero no de su vida

Después de arduo trabajo parece que su descanso llegará.

Tiene muchas canas y poca paciencia. Pareciera que los años no hay pasado en vano pero las huellas del tiempo se ven reflejadas en sus arrugas. Su semblante es firme y su orgullo más alto que cualquier persona de este mundo. Firmeza en sus palabras y titubeos cuando se trata de demostrar a amor a sus cercanos. Así es Eduardo Benalcázar o Don Edguitar para algunos colegas del volante.

“Estoy solo, siempre he estado solo” a lo mejor lo dice por querer reprocharle a la vida por que tuvo una familia que le dio la espalda desde niño, o tal vez porque tuvo un disgusto con la familia que él había formado, pero no se da cuenta de lo que tiene a su lado: su esposa de ojos esmeralda siempre servil a sus imposiciones y sus dos hijos que presume como un diamante precioso y los da de ejemplo a los padres que no tuvieron la dicha de criar a sus hijos con responsabilidades y metas a futuro.

Hasta la fecha, una sola vez ha tenido la oportunidad de viajar en el avión. Cuando niño esa hazaña no cabía en su mente tan chica. Vivía en miseria, como la mayoría de gente que vive de lo que la tierra produce en un pueblo olvidado por Dios. Con pesar había terminado la escuela, era un mal estudiante pero resaltaba en matemáticas. No solamente el desánimo por estudiar prohibían que acabe la escuela, recordaba que su familia sufría tantas necesidades que incluso no tenían un pan para llevárselo a la boca, peor aún un lápiz y un cuaderno para poder anotar lo aprendido en clase. “Tenía que borrar lo escrito en el año anterior para volver a utilizar el cuaderno” cuenta amargamente luego de beber una limonada que preparó su esposa.

Es costumbre que los vecinos se despierten de madrugada al escuchar que prende el motor de su camión para empezar una nueva jornada laboral. Como la semana pasada, su destino ya estaba fijado: va con rumbo a San Lorenzo, provincia de Esmeraldas llevando material de la construcción.

Son 20 años que dedica su vida al volante. Su profesión de chofer le ha llevado a colapsos nerviosos, a enfermedades producidas por la falta de la alimentación adecuada, malestares en su columna y extremidades, incluso hasta el borde de la muerte. Pese a ello jamás ha pensado en dejar de conducir algún vehículo.

Sus socios y familiares lo admiran. Es un hombre trabajador en todas sus letras, su esfuerzo y perseverancia lo han llevado a salir de la pobreza extrema. No obstante, también tiene enemigos, gente que lo envidia por el éxito que ha llevado a tener y los bienes que posee.

A veces lo juzgan por preferir su trabajo antes que su familia. Se ha perdido de momentos importantes por estar en el camino, dicen que el trabajo puede ser una bendición pero también el camino a la decadencia.

El coraje de afrontar cualquier tipo de problema lo ha hecho una persona extrovertida. No le teme a nada, solo a los muertos. Si le preguntan hasta cuando mantendrá esa vida de trabajo y sacrificio, siempre, sin importar la hora ni el día, su respuesta es, será y seguirá siendo: “Hasta que mis hijos tengan una verdadera profesión”. Y después de ello volverá a su vida a sus raíces: el campo y la siembra.

DATO: Tiene 20 años de chofer profesional.

FRASES:
"Estoy solo, siempre he estado solo".
 "Tenía que borrar lo escrito en el año anterior para volver a utilizar el cuaderno". 

CRÉDITO: Pamela Benalcázar. 

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