viernes, 17 de enero de 2020

NOTICIA - Indigencia aparece por las noches

Las nuevas generaciones van a la Iglesia Católica

COMUNIDAD OBLATA: Miembros del grupo juvenil Guiados por la Fe, luego de la Misa dominical. Foto: Eliana Betancourt
Los jóvenes de la Basílica del Voto Nacional emprenden en labor de la comunidad.
En una noche de sábado, en el Barrio San Juan de Quito, un grupo de adolescentes entrega alimentos a los señores indigentes del sector. Ellos son personas que duermen en las calles. 
Los jóvenes de la Basílica son un grupo que practican los principios instaurados por el Padre Julio María Matovelle, fundador de la Congregación de Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos de Jesús y María, a través de la ayuda social que brindan, además del cariño a la comunidad.

Desde la Iglesia
Bernandino Briceño, párroco de la Basílica del Voto Nacional, comenta que el carisma de los Oblatos se basa en un principio rector, que es “todo por amor de Dios” (Ob amorem Dei). Comenta que el objetivo de la Congregación de Misioneros Oblatos es la extensión del Reinado Social de Jesucristo bajo la protección del Padre Julio María Matovelle.
Según el párroco, realizan misiones a partir de diversas áreas, a través de la participación de la sociedad junto con la iglesia al servicio de la comunidad, siguiendo los signos audaces de esperanza, por la vivencia de la caridad y el sacrificio. Fuente: Bernandino Briceño.

Grupo Guidos por la Fe
Luis Alfonso Mendoza, dirigente del grupo Guiados por la Fe, señala que esta agrupación trabaja desde hace 14 años y comenta, aunque ha sido difícil mantener este movimiento, la motivación para continuar es al servicio a Dios y a la comunidad Oblata.
Luis, junto con sus compañeros, decidió unirse a realizar labor social. Él explica que todas las noches de domingo después de sus reuniones juveniles y de las planificaciones en función de la iglesia, salen a los alrededores del templo y comparten un momento ameno con personas que no tienen hogar y se encuentran en la calle. Expuso que entregan una taza de chocolate junto con un sánduche y se unen en oración con el fin de que estas personas puedan sentirse un poco tranquilos ante la adversidad en la que viven. Fuente: Luis Mendoza.

Volverse más humano
Cynthia Arteaga, integrante del grupo de jóvenes, se acerca a estas personas que duermen en los exteriores del internado del colegio Mejía, conversa con ellos y les entrega comida. “Compartir con la gente te llena de alegría y de una sensación inexplicable, entregar un poquito de esperanza, te hace ser gran persona”, comenta la joven de 27 años, quien se suma a este aporte social. Fuente: Cynthia Arteaga.

Pasar desapercibido
Mariana Bedoya, comerciante del barrio San Juan, relata que en los exteriores del colegio Mejía, en la calle Venezuela pasan la noche helada, un grupo de indigentes, que intentan hacer un refugio para pasar las horas oscuras hasta que amanezca. Fuente: Mariana Bedoya.

Andrés Quishpe, persona sin hogar, comenta que hacer refugios todos los días se ha convertido en una rutina, ingieren alcohol o drogas para aguantar el frío al que se encuentran expuestos, gracias a personas de buen corazón logran comer antes de intentar dormir. Quishpe menciona que sienten no ser tomados en cuenta y lo mismo sucede con las autoridades de este colegio que al acabar su jornada académica, cierran el establecimiento y no les importa que será de nosotros. Fuente: Andrés Quishpe.

Dato:

El grupo Juvenil Guiados por la Fe, lleva 14 años de formación.  

Fuente: Dirigente del grupo juvenil, Luis Mendoza.



 Frase:

Compartir con la gente, te llena de alegría y de una sensación inexplicable, entregar un 

poquito de esperanza, te hace ser gran persona”. 

Fuente: Cynthia Arteaga.


Autora: Eliana Betancourt.
Curso: Cuarto "B".


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